Posteado por: Guayaramerin | septiembre 12, 2007

Grupos étnicos que habitan las tierras bajas de Bolivia

Los pueblos indígenas que habitan en las tierras bajas de Bolivia forman un sector social numéricamente importante, existiendo alrededor de 35 pueblos indígenas que suman un total aproximado de 250.000 personas y representan entre el 25% y 35% de la actual población rural de las tierras bajas, (Montes de Oca 1997) que abarca las llanuras orientales de los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y parte de Tarija, Chuquisaca y la Paz.

Según Navarro (1998), las tierras bajas pertenecen a las siguientes regiones biogeográficas: amazónica, chaqueña y brasileño paranaense.

La región amazónica ocupa en Bolivia el norte de los departamentos de Pando, La Paz y el Beni, así como la faja de piedemonte andino de la Paz, Beni, Cochabamba y noroeste de Santa Cruz. En esta región se destacan los siguientes grupos étnicos: Tacanas, yuracarés, yukis, chimanes, lecos, mosetenes, baures, moxeños ignacianos y trinitarios, iténez, chacobos, pacaguaras, araonas, cavineños, chamas, reyesanos, sirionós, cayubabas e itonamas.

La región chaqueña esá formada por las llanuras del sur del departamento de Santa Cruz y este de los departamentos de Chuquisaca y Tarija. Los grupos étnicos que pertenecen a esta región son: los guaraníes (ava, izoseño y simbas) Weehayek y tapieté.

La región brasileño paranaense es la que mayor extensión ocupa, tanto en Bolivia como en Sudamérica y comprende los sustratos rocosos antiguos, incluido el escudo precámbrico en el departamento de Santa Cruz y en el extremo noroeste del Beni.

También abarca los suelos arcillosos y limosos de las llanuras aluviales de los ríos Grande, Mamoré y Beni en los Dptos del Beni, Santa Cruz y extremo norte de Cochabamba.

Los grupos étnicos que pertenecen a estos ecosistemas son: Chiquitano, paiconeca, pauserna guasurug´we, guarayo y ayoréode.

Información y mapa extraído del cuadernillo Bolivia Ecológica N18 – año 2000 de la fundación Patiño.

Posteado por: Guayaramerin | agosto 26, 2007

Moxos:Una de las civilizaciones hidraúlicas más grandes del Mundo

La cultura Moxos fue contemporánea de Tiwanaku y se extendió del 800 aC. al 1200 dC. Su legado es ahora parte de un museo ubicado a 17 kilómetros de la ciudad de Trinidad.(Museo Arqueológico del Beni Kenneth Lee)

Fue una de las civilizaciones hidráulicas más grandes del mundo. Como parámetro está Egipto, que en su grandeza logró dominar un río, el Nilo. Sólo que la cultura Moxos se movió y desarrolló entre decenas de corrientes de agua: domándolas y adecuándolas a las necesidades de un pueblo que, como Tiwanaku, se perdió tras dos largos milenios en los que sembró esta parte de la tierra de una admirable cultura.

Hoy se sabe, por ejemplo, que los moxos tuvieron un dominio tal del medio ambiente que lidiaron con las inundaciones a través de la construcción de las lomas, de canales entre río y río, de lagunas artificiales, terraplenes para comunicar a las lomas y camellones de cultivo. Pudieron así encajonar agua al punto de cambiar el PH del suelo y volverlo apto para cultivar maíz. La falta de agua potable no les hizo sufrir, pues aprendieron a usar el tapore o planta capaz de purificar el líquido y dejar de paso un rico sedimento.

La cultura Moxos apareció el 800 aC y se perdió el 1200 dC. Una teoría sobre su desaparición es la misma que se aplica a Tiwanaku: una catástrofe climática, sequía allá y lluvias acá, por un periodo tan largo que se hizo insostenible.
Algo interesante es que se ha hallado en Moxos utensilios prácticos de piedra. Y en la zona no hay este material. Así que cabe suponer que existió un intercambio con Tiwanaku. Un tema todavía por excavar y profundizar.
Respecto a la cerámica, ésta es utilitaria y artístico-ceremonial. En la primera se encuentran, por ejemplo, ollas de tres patas y vasijas tetrápodas, así como cerámica negra, un adelanto que tiene que ver con la forma de cocción.

La cerámica artística es de un alto nivel. Está pintada o lleva incisiones punteadas y unguladas o es modelada. En este último caso reproduce a los animales de la zona: tatús, nutrias de río, etc. Y hay máscaras de carácter ceremonial  que se usaban cubriendo toda la cabeza, como una capucha.
En cuanto al arte textil, es poco lo que ha quedado, pero sí hay pruebas de una actividad intensa: las ruecas de diversas formas están en el museo para probarlo. Además de la técnica de machacar cortezas vegetales, los moxos dominaron el tejido en algodón.

Las primeras excavaciones en la zona datan de 1913. El noruego Erland Nordenskiold comenzó a desenredar un ovillo que no ha hecho sino dar sorpresas. Otros nombres de investigadores son los de Marius del Castillo, Gregorio Cordero, Víctor Bustos, Danilo Kuljis, Clark Erikson, etc.

De los primeros descubrimientos hay fotografías, pero no están más las piezas que han debido salir del país en algún momento.

Lo descubierto en los últimos años y lo que resta aún por encontrar, ya tienen un destino. Para lograrlo ha sido decisivo el aporte del Viceministerio de Turismo que, en coordinación con la Unidad Nacional de Arqueología, ha insuflado vida a un elefante blanco —el edificio del museo construido con el aporte del BID estaba vacío y cerrado—, recurriendo a la Prefectura de Beni que aportó los 12 mil dólares que abren un mundo al visitante.

Extraído de: Periódico LA RAZON, abril del 2003.

Posteado por: Guayaramerin | agosto 26, 2007

Lomas Articiales del Beni y los Arawak


Texto | Ricardo Herrera F. /De El Deber El Extra para ¡OH!

Fotos | Instituto Alemán de Arqueología

Las excavaciones arqueológicas en los montículos o ‘lomas’ en las cercanías del pueblo de Casarabe, en Beni (en el año 2006), dan nuevas ‘luces’ sobre la cultura que los habitó. | Se recuperaron más de 50.000 fragmentos de piezas cerámicas, se encontraron tumbas. La de un posible chamán es la más llamativa. Los descubrimientos replantean muchas hipótesis. La investigación en la región inicia una nueva etapa a partir de lo encontrado

Durante muchos años, las investigaciones arqueológicas de las culturas andinas fueron como una gran montaña que ensombreció los trabajos realizados en la Amazonia boliviana y en especial la de los extensos Llanos de Moxos en Beni. Esta gran montaña, muchas veces elevada sobre la base de prejuicios y falta de información, fue contrarrestada por investigadores que a lo largo del siglo XX trataron de demostrar que esa región, en especial los montículos o lomas, guardaban un rico legado cultural, no menos importante que el de otras partes del país. Sin embargo, aún hoy son muy pocos los análisis científicos que han aclarado la función que estas estructuras artificiales tenían para la sociedad o sociedades que las habitaron y han seguido generando innumerables especulaciones. Buena parte de esas lomas sufrió la erosión, fueron usadas para la agricultura y han sido víctimas del saqueo ilegal.

Uno de los intentos por sacar de las sombras el misterio que esconden los Llanos de Moxos es el proyecto Lomas de Casarabe, que a principios de mes concluyó las excavaciones en uno de los montículos cercanos al pueblo del mismo nombre y que, entre otras cosas, ha desvelado que hubo presencia humana en un periodo de 1.000 años, rescató valiosos fragmentos de piezas cerámicas y realizó las primeras excavaciones científicas de entierros humanos.

La población de Casarabe se encuentra a 50 kilómetros al este de la ciudad de Trinidad. En territorios aledaños se levantan montículos prehispánicos que llegan a medir más de 20 metros de alto. En dos de ellos, Loma Mendoza y Loma Salvatierra ha trabajado el proyecto integrado por investigadores del Instituto Alemán de Arqueología y de la Unidad Nacional de Arqueología de Bolivia.

En 1999 iniciaron el recojo de materiales en la Loma Mendoza (5 metros de alto) o Cortada, como también es conocida, ya que fue en parte destruida en la construcción de la carretera entre Santa Cruz y Trinidad. La búsqueda de datos se realizó por cuatro años hasta que decidieron iniciar excavaciones en la Loma Salvatierra (8 metros de alto), donde trabajaron durante otros tres.

El primer paso era demostrar que las lomas estudiadas no fueron formadas por procesos naturales, como es la hipótesis de los arqueólogos Bernardo Dougherty y Horacio Calandra que cuestionaron el carácter artificial de las lomas de Beni después de sus investigaciones en los años 80. «Comprobamos que las cerámicas, huesos humanos, de animales y de la misma basura eran producto de asentamientos humanos de entre el 400 al 1.400 después de Cristo y que se construyeron plataformas superpuestas a lo largo del tiempo. En el caso de la Loma Salvatierra, por ejemplo, el sector habitacional se encuentra sobre una terraza que está en el centro del sitio y hay otra parte que ha servido casi exclusivamente como cementerio», explica el arqueólogo alemán Heiko Prümers, director del proyecto.

Una de las novedades de estas excavaciones fue encontrar cerámica muy diferente a las halladas en regiones como Bella Vista y San Ignacio, lo que para los especialistas del proyecto los anima a sostener la idea de que la región no tenía una unidad cultural y más bien que cohabitaron varias en la región y en la misma época. «La diversidad cultural parece ser una de las características de lo que hoy llamamos Moxos, porque hay diferencias marcadas que se reflejan no sólo en la variedad de cerámica, sino también en la existencia de Lomas grandes en una zona, mientras que en otra prevalecen los camellones o los terraplenes. Tal vez muchos han creído que por ser una planicie grande y al tener un río como el Mamoré que la cruza por el medio, eran una sola cultura «, opina Prümers.

Los llanos de Moxos se caracterizan por pastizales y sabanas de monte bajo, los que cubren gran parte de su territorio y en menor cantidad tiene montes, lagunas y ríos. Las lomas artificiales son parte inseparable de su paisaje. El primero en investigarlas científicamente fue el noruego Erland Nordenskiöld que a principios del siglo XX realizó excavaciones en las lomas Hernmarck, Velarde y Masicito. En ellas encontró cerámicas que tenían vinculaciones estilísticas con otras culturas amazónicas. Otro gran difusor de la riqueza cultural de la zona fue el ingeniero estadounidense Keenneth Lee, que vivió en Beni hasta fines de los 90 y que creía que los antiguos mojeños eran pueblos que habían sabido controlar las épocas de sequía y de inundaciones gracias a sistemas hidráulicos en los que estaban involucrados las lomas, terraplenes y camellones. Lee también consideraba que en el territorio beniano existían 20 mil lomas de diversos tamaños. Una cifra que no se ha confirmado, y que para algunos científicos parece exagerada.

Otro de los aportes de las investigaciones en la Loma Salvatierra es que existe un terraplén poligonal que rodea el sitio encerrando una superficie de aproximadamente 20 hectáreas que fueron descubiertas a través de imágenes satelitales y trabajo de campo que estuvo a cargo de Umberto Lombardo. «Por lo que hemos visto la loma no es sólo el montículo, sino un complejo estructural que incluye cañadas, sistemas de canales y un terraplén poligonal. Además de un evidente contacto y comunicación entre las lomas de la zona», explica el investigador. La codirectora del proyecto es la boliviana Carla Jaimes, que estuvo encargada de analizar los artefactos cerámicos que fueron recuperados. Hasta el final de la excavación se registraron más de 50 mil fragmentos de piezas, que la arqueóloga junto a un grupo de siete ayudantes se encargó de clasificar. Jaimes comenta que pudieron encontrar seis fases cronológicas de las cerámicas. Es decir que de los 1.000 años de ocupación se puede apreciar cómo han ido cambiado de forma y de características en las sucesivas ocupaciones que tuvo la loma. Pero, según la investigadora, la cerámica no era el material más importante, «seguramente tenían hermosos objetos hechos de maderas, de frutos y otros elementos orgánicos. Estando en el trópico es lógico que ellos hayan trabajado con maderas de bibosi, mara, chonta y hubieran tenido cestería junto a tejidos, porque hemos encontrado ruecas cerámicas, que es una prueba de que hilaban. Es decir que tal vez la usaban para guardar cosas líquidas o para cocinar», dice Jaimes, que agrega que se encontraron también estatuillas de muñecas o «figurinas», que por el contexto donde se las halló tenían una función doméstica y no de divinidad como en un principio se creyó.

Jaimes indica que la cerámica de la Amazonia tiene las características de inciso punteada. Es decir que son técnicas en la que cuando la cerámica está secando se le realiza incisiones con algún objeto puntiagudo y se le dibujan triángulos, líneas y otras figuras. Punteada es cuando se han utilizado los dedos u otro material para hacer puntos alrededor de la vasija. Los preconceptos han metido en la misma bolsa a la cerámica inciso punteada de la Amazonia, sin embargo dentro de esa técnica se ha demostrado que existe una gran cantidad de variantes y las de Moxos no son la excepción. Las que se encontraron en Loma Mendoza y Salvatierra son similares, pero son muy diferentes a las que se han recuperado en otras zonas, por lo que para la arqueóloga no se podría hablar de una sola cultura en la región sino de muchas.

El proyecto Lomas de Casarabe desenterró cerca de 80 esqueletos humanos. Lo curioso es que los cuerpos fueron sepultados en posiciones diferentes y el único patrón común que se encontró fue la orientación que se les dio a las tumbas que estaban en dirección norte sur. Lo más llamativo fue el descubrimiento de un esqueleto que al parecer pertenecía a una figura importante dentro de la sociedad en la que vivió. Eso lo han reconocido a través de los adornos que llevaba cuando fue enterrado. El esqueleto fue llevado a Alemania para su estudio y se ha podido comprobar que tenía entre 35 a 40 años. Cargaba collares de cuentas, colmillos de tigre y otros elementos que Prümers halló muy parecidos a los de una foto de los años 30 de un chamán ecuatoriano. Lo cierto es el cuerpo aún está en estudio y esperan que aporte nuevos datos.

El arqueólogo alemán dice que el próximo año regresarán para realizar un último análisis y luego preparar la publicación de sus resultados. Aclaró también que éste es sólo uno de los primeros pasos para conocer las culturas que poblaron Moxos y aún hay muchas lomas por estudiar. Otros grupos de arqueólogos tendrán la misión de seguir el camino iniciado por el proyecto Lomas de Casarabe.

El trabajo de campo y otros datos

El proyecto trabajó en los últimos años en la Loma Salvatierra en épocas secas. Fueron tres meses continuos de excavaciones. Las piezas encontradas luego eran lavadas con agua y cepillos. Los fragmentos de cerámica eran clasificados, dibujados, fotografíados y si estaban todas sus partes se restauraban.

– La cerámica recuperada es entregada al Museo Etnoarqueológico de Beni Kenneth Lee.

– Se encontraron tres flautas de cinco huecos hechas de huesos de animales. Dos estaban en un entierro y la otra en otro contexto.

– Los restos de animales y parte de la basura también es analizada , porque dan pautas del clima y características de cada periodo.

– En el cuerpo del posible ‘chamán’ se encontraron pequeñas piezas de cobre. Un material que no se encuentra en la región. Estos materiales aún se están analizando.

– La distribución histórica de los hablantes de Arawak tiene muchas coincidencias con las culturas de las lomas arqueológicas. Estudios más recientes demuestran que la distribución de lomas y camellones prehispánicos también tiene elementos en común con grupos que no son Arawak, como los Pano, Tupi- Guaraní y grupos sin clasificación, indica el investigador Clarck Erickson.

Posteado por: Guayaramerin | agosto 26, 2007

Los Macheteros

 

Los conjuntos de «macheteros», con su vistoso tocado de plumas de paraba, vestidos con «camijetas«, una suerte de saya blanca tejida por las comunidades en telares verticales; que llevan en la mano un «machete» de maderra, simbolizanuna danza guerrera ancestral, por supuesto no cristiana.

 

 

También llamados «Chiripierus»

 

 

Danza de origen probablemente gerrero.

«Machetero», que ostenta con orgullo un abanico de plumas de paraba sujetas en un armazón de tacuarillas. Festividad de san Ignacio de Moxos, Beni – Bolivia

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